La constancia es plataforma de otras virtudes -voluntad, paciencia, tenacidad, firmeza, laboriosidad, reciedumbre- y es necesaria para crecer a nivel espiritual, humano, social, intelectual, deportivo…
“Quien es constante tiene facilidad para triunfar, porque se habitúa a la lucha diaria que implica esta virtud, dispuesto a vencer las dificultades e inclusive vencerse a sí mismo.” *Fabrizio Andrade
La constancia es la permanencia en una meta que se traza con el objetivo de culminarla con éxito. Es la virtud con la cual conquistamos las metas que nos proponemos y nos brinda las posibilidades de éxito. En este camino es natural que aparezcan tropiezos, pero la constancia es esa fuerza que supera el cansancio y el desánimo para continuar la lucha. Asimismo, esta virtud provee la determinación y la seguridad para identificar claramente el objetivo a conseguir y conservar la firmeza.
Vivir la constancia significa adquirir retos y cumplirlos, llevar a cabo las ideas, no cambiar de decisión ante el primer aprieto, terminar lo que se comienza, no dejar las cosas para después, no desalentarse ante las dificultades, saber esperar, hacer las cosas bien de principio a fin y mantener el máximo esfuerzo durante todo el tiempo.
Constancia y voluntad
Un edificio no se construye de la noche a la mañana, hace falta una buena dosis de voluntad, muchas horas de empeño y una porción de sacrificio para ver una obra culminada. Lo mismo ocurre con los propósitos personales:
“En la formación de la constancia es imprescindible contar con una voluntad fuerte que se acera con el sacrificio personal, no sólo con grandes y aislados sacrificios, sino con pequeños actos de dominio de sí continuados, puestos día tras día, hasta formar sólidos hábitos de conducta. Quien quiere seguir, por ejemplo, un eficaz régimen alimenticio, no estará todo un día sin comer, y al día siguiente, va a consumir el doble. Es necesario hacer pequeñas renuncias continuadas a lo largo de un periodo suficientemente largo para obtener resultados.”
La virtud de la constancia es tal vez la única vía para alcanzar los frutos y una vez se obtienen, la satisfacción recompensa todo esfuerzo realizado, puesto que se ha demostrado a sí mismo que se poseen capacidades tal vez demeritadas, adicional a esto, se han liberado ataduras que impedían avanzar.
Por tanto, cada quien ha ideado su propia cima, llámese desarrollo personal, espiritual, intelectual… y debe valerse de la constancia para conquistarla. Veamos por ejemplo la vivencia de esta virtud en el matrimonio, la cual consiste en nutrir esta relación de forma permanente, con el mismo esmero y entusiasmo de los primeros años de casados. Similar ocurre con el proyecto educativo de los hijos, ¡sí que requiere perseverancia!, para hacer de ellos seres humanos rectos e integrales.
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Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/55742/cat/31/la-constancia-virtud-que-logra-metas-algunas-recomendaciones-para-formarla.html#modal