La Voz del Comandante – Cómo llegamos al final del año

No existen recetas, no existe un camino hecho y no hay nada escrito. Cada ciclo que se cierra da paso a un nuevo comienzo: ese es nuestro sentir en éstas fechas.

¿Hacia donde miran los propósitos que nos proponemos en éste fin de año?,¿mejorar nuestra situación laboral, económica o familiar?,¿nuestra salud?,¿adquirir un bien?,¿dejar un mal hábito? Casi siempre nos planteamos propósitos encaminados a llegar a una meta, lograr algo, conseguir algo.

Sin embargo, enfocados en ello, es común que perdamos de vista algo fundamental: nuestros planes están puestos en el dónde queremos llegar y con frecuencia perdemos la capacidad de vivir en la alegría el camino que andamos día a día.

Es importante saber lo que queremos y tener propósitos en la vida, pero es vital cuidar que éstos propósitos no quiten la atención que ponemos al disfrutar el momento presente. Dice el Dalai Lama: “Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada; uno se llama ayer y otro mañana”. Todos tenemos metas que lograr, sueños que perseguir y ¡eso es algo sensacional!… pero frecuentemente nos sucede algo que sale de los límites de lo que podríamos llamar emocionalmente inteligente: esperamos que la felicidad -o al menos una parte de ella- nos llegue al momento de lograr dicha meta. ¿En verdad la felicidad es algo que pueda esperar? y, cuidado, no te estoy diciendo que no persigas metas o que no tengas propósitos; sencillamente disfruta el camino en cada paso que te lleva a dicha meta… no esperes algún suceso para ser feliz, no esperes tener algo para ser feliz, no postergues la alegría. Toma éste momento, ahora mismo y ¡conviértelo en algo fantástico, ya!

Ahora, de nuevo ten mucho cuidado, vivir el hoy no quiere decir entregarse a hacer, sin ton ni son, todo lo que se nos venga en gana en el momento. Contrariamente a lo que pudiésemos pensar, eso no es ser libre: eso es ser esclavo de nuestros propios impulsos. Disfrutar, vivir y amar el momento presente no quiere decir dejar de hacer lo que debemos, de ser provechosos, de contribuir al bien común. Disfrutar, vivir y amar el momento presente es expresar todo nuestro ser y toda nuestra alegría en cada una de las actividades que debemos realizar cotidianamente: entrégate a tu trabajo con entereza, expresa tu felicidad en forma de cortesía con cada persona que se te ponga enfrente, expresa tu amor haciendo tu trabajo con excelencia, expresa tus ganas de vivir disfrutando cada gesto sencillo que la vida te ofrezca.

Quiero hacer un paréntesis para darte algunas recomendaciones prácticas respecto a tus objetivos para el año que viene:

Divide tus propósitos en tareas pequeñas y muy claras, por ejemplo, si quieres levantarte más temprano, comprométete por un tiempo breve a una meta alcanzable (no comprometas tu integridad proponiéndote algo que sabes que no cumplirás): levántate 15 minutos antes de lo habitual por sólo una semana. ¿Lo lograste?¡Genial!, eso quiere decir que has crecido y tu meta también puede hacerlo, ahora levántate 30 minutos antes de lo habitual por dos semanas.

Que tus propósitos crezcan junto contigo y no sobre ti. Cada compromiso que haces contigo mismo es como un retiro que haces a la cuenta de tu integridad personal: no lo malgastes. ¿Quieres ahorrar dinero, digamos $10,000 para el final del año? No te agobies a tí mismo ahorrando cerca de $850 cada mes: si no tienes el hábito de ahorrar, hacerlo de golpe te va a rebasar y es muy probable que abandones en el camino… empieza con un ahorro semanal pequeño y hazlo crecer junto con tu nuevo hábito. La meta será más alcanzable y disfrutarás más en el camino.

¿Cuál es el mensaje central en todo ésto? Ten propósitos -y procura que sean realistas y aporten un bien para ti y tus seres queridos- ve tras ellos, ten disciplina para alcanzarlos y haz cada día lo que tengas que hacer para que dichos propósitos se cumplan. Pero no esperes a que se materialicen para que encuentres la alegría… la felicidad está en el camino, no en el destino al cual vamos. La vida es breve y no es sensato postergar la felicidad: cada día sé considerado con los demás, entrega lo mejor de ti al prójimo, se disciplinado, ten excelencia en lo que haces y descubre que detrás de ello está la verdadera felicidad, la felicidad de dejar marca de nuestro paso por ésta vida.

Toma tu felicidad, esa que ya tienes en tí y regálatela cada día mientras persigues todos tus propósitos para el próximo año.

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